Jóvenes y jubilados de BCN engrosan el voluntariado social

Algunas oenegés han puesto límites a más entradas para fidelizar a los equipos
La crisis dispara el número de altruistas que colaboran con entidades de la ciudad
desde el 2008, la crisis que sigue calando en todas las capas sociales y vertiendo miles de barceloneses a nuevas situaciones de pobreza ha ido despertando un sentimiento de solidaridad como no conocían las oenegés que trabajan con los más desfavorecidos. Y es que la mayoría de estas entidades, mientras por un lado son objeto de recortes de presupuestos debido al descenso de las ayudas de la Administración y de las donaciones de empresas y particulares, por otro están viendo aumentar de manera notable el número de personas que ofrecen su tiempo y su experiencia de manera altruista. Un crecimiento que no decae y que ha llevado a algunas asociaciones a poner límites a más entradas para fidelizar a los equipos ya formados. Los que más llaman ahora a sus puertas, explican, son jóvenes en paro y hombres prejubilados o jubilados, muchos, con una buena formación.

Lo constatan desde la Federación Catalana del Voluntariado Social (FCVS), que une cerca de 300 entidades, la mayoría ubicadas en la capital catalana; aunque su presidenta, Francina Alsina, incide en la idea de que «es muy importante que las oenegés funcionen como empresas y tengan personas asalariadas que puedan resolver problemas». Como ejemplo pone el caso del comedor social El Caliu, de Horta-Guinardó, que nació hace medio año con mucha voluntad pero sin personal cualificado y donde sus responsables, la mayoría jubilados, reconocen que no saben como manejar algunos temas que les plantean los usuarios.

MÁS CUALIFICADOS / De todas maneras, Alsina destaca que entre el nuevo voluntariado cada vez hay personas mejor cualificadas, la mayoría, señala, «Prejubilados del mundo de la empresa que son muy bien recibidos, ya que pueden orientar muchas oenegés sobre cómo pedir subvenciones, buscar recursos… Saben abrir puertas ». Y también, jóvenes que se han quedado sin trabajo o aún no han encontrado y estudiantes que dedican unas horas los fines de semana a tareas sociales.

Coincide con la presidenta de la FCVS la responsable del voluntariado de la Fundación del Banco del Alimentos de Barcelona, Roser Brutau, una entidad que en sólo dos años ha visto doblar el número de altruistas hasta alcanzar 125. «Tenemos gente muy válida, cada vez más, aunque en el caso de los jóvenes deseo que no estén mucho tiempo, ya que en gran medida se debe al desempleo », señala. Y añade, en la part positiva, que «a muchos les va bien porque de alguna manera continúan formándose y lo pueden añadir a su curriculum».

El auge de peticiones de colaborar en esta entidad llevó en febrero el Banco de los Alimentos a cerrar sus puertas a nuevos voluntarios, y ahora cuenta con una lista de 2.000 ciudadanos que forman parte de un banco de solidarios a los que recurre la fundación cuando lleva a cabo campañas extraordinarias.

COMPROMISO / «Es fundamental que si entras en un equipo te integran y formes parte de una manera continuada», justifica Brutau a la decisión de no incorporar durante un tiempo más personas. Una filosofía que también sigue el Casal, desde donde la responsable del área de voluntariado, Anna Oró, subraya la importancia de fidelizar a los grupos de trabajo, especialmente en oenegés como su, donde se tratan problemas infantiles, familiares y juveniles, sobre todo del Raval, en los que el voluntario pasa a ser la persona de referencia para los usuarios. «No pueden estar cambiando constantemente, por eso es muy importante que haya un compromiso de continuidad », explica esta portavoz de una entidad que el 2008 contaba con poco más de 600 voluntarios y ya supera los 750.

Otra de las entidades de referencia de la capital catalana que es testigo de un aumento de la solidaridad ciudadana es Cáritas. La oenegé, que como la mayoría de asociaciones continúa abriendo sus puertas a más manos, tiene ahora 3.458 voluntarios (71 dados de alta en el primer trimestre de este 2011), lo que supone un aumento considerable con respecto al año en que comenzó la crisis, ja que el 2008 disponía de 2.349.

La fidelidad está constatada, explica María Amor, responsable del voluntariado de esta oenegé, ya que los 503 barceloneses que se dieron de alta como tal el 2010 (de los cuales cerca de la mitad eran jóvenes y ancianos), 469 continúan actualmente en activo en varios proyectos de la asociación.