Teresa Forcades apuesta por hacer común el sistema de salud

En la conferencia pronunciada hoy por Teresa Forcades en AureaSocial sobre “Capitalismo y ética: los crímenes de la industria de la salud y la resistencia popular” –dentro del ciclo de charlas “Delante del capitalismo: otro modelo económico, otra salud”, la autora, entre otros, de Los crímenes de las grandes compañías farmacéuticas (Cuadernos Cristianismo y Justicia, 2006, norte. 146, en catalán, castellano e inglés), ha basado su intervención exponiendo lo que considera los tres fenómenos que en los últimos 20 años han aumentado en los sistemas de salud de nuestro país (y de los países occidentales) y lo que imagina como nuevo enfoque de la salud a nivel individual y colectivo.

Enric Duran ha iniciado el acto explicando qué es AureaSocial, un espacio de la CIC inaugurado en junio de 2012, cedido por la familia que tenía un espacio de salud, actualmente en proceso de colectivización, donde se desarrollan proyectos de educación y salud principalmente, y donde "intentamos construir un modelo social y económico al margen del estado y del capitalismo", ha añadido ante la multitud (con múltiples salas habilitadas para la gente que no ha cabido en la sala grande y que también han podido seguir en directo el acto). En este espacio se lleva adelante el sistema de salud pública cooperativista (SSPC), que lleva dos años preparando a través de la Oficina de Salud, donde se pondrá en marcha el primer Centro de autogestión primaria de salud (TAPAS) de la Cooperativa Integral Catalana (CIC). de hecho, hoy mismo se empezarán las inscripciones en el SSPC y el 11 de febrero se inaugurará el CAPS de AureaSocial. Este modelo se basa en mantener la salud, no la enfermedad, un modelo de salud que trabaja a partir de la medicina unificada; es público, porque se quiere que sea accesible a todo el mundo a través de un sistema mutualista mancomunado en el que todo el mundo podrá participar según sus posibilidades, unos directamente, aportando recursos económicos, quienes no puedan colaborando en las diversas tareas que se desarrollan en AureaSocial. No existe la seguridad si el espacio de AS podrá perdurar a largo plazo y por eso promovemos la colectivización de AS, significa que queremos comprar de forma colectiva la finca para que se convierta en el común. Se hacen títulos en base a 100 euros (individuales o colectivos), a largo plazo y retornables.

Teresa Forcades (Barcelona, 1966) —médica, teóloga y monja benedictina catalana–, se ha destacado últimamente como activista y crítica del campo de la salud pública frente a la industria farmacéutica. Ha empezado su intervención en AureaSocial hablando de estos tres fenómenos: la privatización, la protocolarización y la medicalización, tres patas de la degeneración de un sistema de salud, que tampoco era un ideal, pero que ha disminuido su nivel en los últimos años.

La privatización

El modelo de EE.UU. siempre ha sido privado: si una persona no se puede pagar la sanidad no tiene acceso, salvo los servicios mínimos, es decir, que no te dejan morir en la calle y te llevan a los hospitales de beneficencia, ya que no tienes acceso a la asistencia sanitaria, Existe otra versión de la privatización, según Forcades, más compleja y negativa, que es el uso privado de bienes públicos, como los casos de corrupción que ha denunciado CafèambLeche, una forma de privatizar enterrada; y otra forma de privatizar son los PPP (parternariado público-privado), en principio para hacer una relación simbiótica (lo haras bien, yo me beneficio), pero según la hermana Teresa lo que hay que observar es que los PPP la parte privada siempre tiene más de 50% (la proporción de las acciones es 60% de gestión privada y 40% de gestión público), hasta el punto de que algunos de este PPP son de 51% a 49%, con que los representantes públicos no pueden defender los intereses propios. Es el caso de los PPP sobre investigación: conocemos estudios en los que se puede saber de efectos secundarios perniciosos de un medicamento, como un antiinflamatorio que creaba un exceso de muertes por infarto de miocardio; la respuesta fue esconder los datos. Cal reivindicar, evidentemente, la noción privada que tiene valores éticos y humanos. Pero la realidad en el ámbito de la salud parece ser otra.

La protocolarización

En medicina cada vez más se acumulan muchos conocimientos y como profesional, ha dicho Forcades, no puedes estar al caso de todo, con el que agradeces que te provean unos protocolos de actuación según el caso, ya que se supone que es el máximo de beneficioso y en muchos contextos salvan vidas. Lo que es criticable es lo que ocurre en la práctica: incluyen pruebas diagnósticas en las que detrás hay unos laboratorios que sacan beneficios directos; de hecho, existe una presión que se ejerce sobre los profesionales para que se protocolarizen ciertos medicamentos, ciertos aparatos, etc., por lo que se beneficien ciertas empresas. Esto hace que el concepto del protocolo quede desvirtuado. por ejemplo, en los protocolos de embarazo existe un exceso de medicalización para las mujeres y los fetos. Son una fuente de encarecimiento innecesario y de sustitución del trato directo e individualizado del médico con su paciente.

Los protocolos son o deberían ser una ayuda por debajo de la interrelación personal. La merma de la interacción personal es un hecho que llega a desmotivar más del 50% de la profesión. Hay propuestas en las que lo ideal es que todos los tratamientos estén medicalizados y estén relacionados con la facturación. En EEUU ya utilizan unas etiquetas diagnósticas (drg, grupos relacionados con el diagnóstico) en la que se actúa según unas categorías que se habían inventado los economistas de la facultad de Yale. Enseñan a los profesionales a mirar a los pacientes con los ojos de la “facturación” y no, por ejemplo, si ha venido solo a ser tratado y nadie le ha venido a ver. La medicina es ciencia y es arte, una vertiente científica clara, objetiva, pero esto no es suficiente; necesitas el arte de la medicina, saber hacer una historia, cómo llegar a la información esencial, de forma poco traumática, y todo esto se desarrolla haciéndolo. Cómo enseñar este arte si te obligan a priorizar unas categorías, que para el bienestar de la persona son irrelevantes absolutamente.

La medicalización

Para Teresa Forcades existe una tendencia a incluir cada vez más ámbitos de la vida como enfermedades, como por ejemplo lo que llaman la depresión juvenil, que hace que en EE.UU. 45% de los jóvenes estén medicalizados, algo que en catalán barcelonés se llama edad del pavo (en Girona lo llaman edad del loro). El adolescente en un momento dado de su vida debe enfrentarse a la vida, con bajadas y subidas, los primeros enamoramientos, cambios del cuerpo, cambios de humor…, es algo normal, un hecho necesario que tiene que ver con la maduración y el crecimiento personal. Cómo puede aprender a superar la frustración si le damos un medicamento? Quienes lo pasan mal, pongamos por caso los artistas, están gestando una contribución a través de una expresión artística gracias a la calidad humana que les ha hecho frente a las adversidades. Si el contexto es que esta época del adolescente se mira desde el punto de vista de la medicalización, que significa meter bajo el paraguas problemas que no son problemas médicos, sino que, además, los “farmacalizamos”. Los ingleses lo resumen así: Un pil por cada cerro (una medicación para cada preocupación, lo cataliza Teresa Forcades), una realidad creciente en los últimos años.

Entre los jóvenes ha aumentado los índices de suicidios, un dato que se ha escondido en relación a medicamentos con serotonina, que pueden comportar reacciones incontroladas. Esto no quiere decir que haya jóvenes que tengan depresión y que haya que tratarlos desde la medicina. En nuestro entorno quizá no estemos demasiado alejados de los datos de EE.UU.. La mayoría de etiquetas diagnósticas médicas sólo se ponen en duda cuando se llega a estas proporciones.

Armamento, petroleras, farmacéuticas son quienes mueven más dinero. Otro caso es de la disfunción sexual femenina. Por un lado, tenemos que en los años noventa se comercializó la viagra, en el que, precisamente, el problema puede ser no tanto médico sino de la relación entre la pareja. Sin embargo, mientras la disfunción sexual masculina es claramente objetivable, qué es la disfunción sexual femenina? A partir de unos cuestionarios realizados a finales de los noventa en Estados Unidos salió que casi la mitad de las mujeres tenían este “problema”. Algunos de los ítems del cuestionario eran si durante dos meses seguidos en el último año habías tenido algún problema de deseo sexual o dificultad de excitación sexual. No preguntaban si la mujer tenía relaciones con un compañero abusivo, per contra. O si estaba bien con el compañero y durante un período de tiempo estaba por otras cosas. Es decir, se prescindía del contexto vital de las personas. El cuestionario ya estaba pensado, desde el reduccionismo. para llegar a unos resultados determinados. Nos hemos acostumbrado en el mundo capitalista a que el máximo y el mejor incentivo para la creatividad humana es el dinero, una supuesta obviedad y muy dañina.

Si no llegamos a fin de mes, está claro que te motiva poder tener dinero para los hijos, etc. Pero si tienes las necesidades cubiertas, necesitas más dinero? La mayoría seguramente dirá que lo que necesita es estar más para los demás, ser creativo desde distintos ámbitos, etc., en las que hay cosas que nos llenan, pero no la acumulación. Es una falacia que resulta dramática en medicina. Es el caso de la disfunción sexual femenina. La salud no es una mercancía –ha añadido Forcades–, el derecho a la educación no es una mercancía…, porque si no atentamos contra los pilares de una sociedad en la que podamos sentirnos bien viviendo y trabajando en ellos.

Existe el caso, también, de la llamada hiperactividad infantil, con situaciones difíciles de tratar en el aula y en casa. Es un problema médico, pero? Se ha encontrado un test alterado, alguna aberración, anormalidad, objetivización de este trastorno? No. Es un trastorno comportamental. Y en este caso el ámbito propio para tratarlo debería basarse en el ámbito de las relaciones humanas y no en el ámbito de los medicamentos que se dan a los niños, basados ​​en las anfetaminas. El efecto paradójico es que el tratamiento para niños se descubrió a partir del uso y abuso de las anfetas es que “calma” a los niños. Curiosamente, se usa un medicamento que cuando se descubrió no era para “calmar” a los niños. Veinte años después de descubrirlo se empezó a hablar de la hiperactividad. Actúa al igual que la cocaína, con la diferencia de que los cocainómanos se la inyectan o la esnifan.

hola alternativas, basadas en dejar de ingerir azúcares procesados, con que la dieta se ve como importante de cara a producir cambios en los niños. Antes la hiperactividad se definía si los síntomas se producían antes de los 7 años, en cambio, ahora se ha ampliado hasta los 12 ay si 14 años. También, es importante, que los niños tengan tiempo de distraerse, de no hacer nada. La satisfacción emocional y la relación con los padres también es importante, al igual que eliminar los azúcares…, todo esto de acuerdo con el pediatra –y si no cambia de pediatra, ha bromeado la conferenciante.

Hagamos común el ámbito de la salud

Es obvio que estos tres ámbitos –protocalarización, privatización, medicalización–, en un sistema sanitario alternativo se sacarían del ámbito del mercado. Hola, es decir, hay que socializar, debe ser comunizada, porque la sanidad es de lo común. La salud debe considerarse como un bien común. California, también, una individualización de la relación médico-paciente, Cada enfermo es una pieza única, con independencia de que supuestamente tenga la misma enfermedad o los mismos síntomas de un trastorno.

I, finalmente, la minimización: quizás no es necesario realizar una analítica cada año, especialmente si uno se encuentra bien, es absolutamente exagerado y, además, seguro que te encontrarán algo… De hecho, cada ítem de la analítica tiene su tasa de especificidad y sensibilidad, y se llega a un 90% de aciertos. por ejemplo, existe el problema de las mamografías, en el que se han producido divergencias de criterios que han afectado a la salud de las mujeres, a veces con intervenciones innecesarias y creándoles niveles altos de ansiedad. Otro hecho importante, una paradoja, es la amplitud de opciones: más opciones en el ámbito de la cirugía estética significa menos tolerancia a la variabilidad natural, que antes se consideraba normal, pero que ahora ciertos grupos humanos no toleran: una nariz demasiado peculiar, unos senos pequeños, el grosor, etc., o labioplastia, es decir, una exéresis de los labios vulvares menores femeninos, que ni son simétricos siempre ni sobresalen de los mayores. Sin embargo, las imágenes de mujeres desnudas de las revistas (pornográficas o no) pasan una censura en la que los labios menores no pueden ser nunca mayores que los mayores. Qué mundo es ese que considera ofensiva la imagen de un desnudo frontal según sean los labios vulvares? En la práctica esto significa someterse a una cirugía, que además tiene sus riesgos. Los cirujanos buenos ya dicen que no existe la “cirugía menor”. También se habla de las “vaginas de diseño”, por lo que a cierta edad se arregla la vagina con la consecuencia de que se puede producir una perforación del recto.

Las líneas de fondo deben basarse en una medicina que se ajuste a las necesidades humanas y no a las de un mercado libre asociado al poder económico, político y militar. Por qué no pagan impuestos las transacciones financieras y cuando voy a comprar sí que se pagan? El nacimiento de la Organización Mundial del Comercio se hizo justo al caer el muro del Berlín y lo primero que decidió es que India derogara una ley que les permitía hacer patentes para protegerse de los países ricos. Los supuestos liberales, ha exclamado Forcades, por qué regulan el mercado? Debajo de la palabra libre (mercado libre) hay una férrea regulación están los intereses de una minoría. evitar, pues, que el paciente sea pasivo.

En la relación terapéutica no se debe culpabilizar a la persona enferma y es importante hacerla partícipe, pero tampoco ir a la hiperobjetivización, en el sentido de que todas las enfermedades nos las hacemos nosotros mismos. Evidentemente, ha finalizado Teresa Forcades, la subjetividad de la persona enferma debe ser en la primera fila de la nueva sanidad que todos queremos. Durante el debate posterior, Forcades ha constatado que cambiar la direccionalidad de todo un país no es fácil, pero hay que encontrar a gente que diga que sí que se puede hacer y cambiar y hacerlo mejor, con más justicia social, más democrática, con igualdad de género sin decretos, con cuidado de los más vulnerables… “La sociedad ideal debemos hacerla entre todos. En nuestro país, Cataluña, todavía podemos realizar un proceso de este tipo sin un exceso de violencia, ya que nosotros no hemos vivido la brutalidad, por ejemplo, entre ricos y pobres”, ha añadido .

Crónica de Xavier Borrás. / Foto: María Jou