Fibromialgia: ¿el dolor fantasma?

11.12.10 – 00:15 – JAVIER CALVO CATALÁ JEFE DE REMAUTOLOGÍA Y METABOLISMO ÓSEO DEL HOSPITAL GENERAL UNIVERSITARIO DE VALENCIA Y PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD VALENCIANA DE REUMATOLOGÍA |

La fibromialgia se ha convertido actualmente en un problema de salud pública de primer orden por su alta prevalencia (un millón de personas en España), por el desconocimiento de su causa, por la no disponibilidad de un tratamiento resolutivo y por la insatisfacción de pacientes y profesionales en el abordaje actual de esta enfermedad.
¿Qué es?
Es una enfermedad de causa desconocida que se caracteriza por dolor crónico generalizado en todo el cuerpo (existe una clara hipersensibilidad al dolor), acompañándose de múltiples síntomas, sobre todo fatiga, alteraciones del sueño (sueño no reparador) y ansiedad, pero también innumerables datos ‘no justificables’ que deterioran su calidad de vida provocando una considerable sensación de sufrimiento.
En 1992, la Organización Mundial de la Salud considera a la fibromialgia como una enfermedad definida.
¿Por qué se produce?
Su causa es desconocida, aunue podemos resaltar algunos datos. Existe cierta agregación familiar, sugiriendo que puede haber una base genética. A veces, la sintomatología aparece de forma brusca tras episodios de estrés (accidentes, infecciones, problemas familiares, etc.), considerándose un factor desencadenante que actúa ante personas ‘predispuestas’. Existe una alteración del sistema nervioso que explica las alteraciones del sueño, taquicardia, etc.
¿Se investiga?
Existen muchas líneas de investigación, no solo en el tratamiento, sino a nivel diagnóstico y así, recientes estudios de neuroimagen (RMN / SPECT), demuestran alteraciones con la aparición del dolor, lo que apoyaría que el dolor de los pacientes es físico y no solo psicológico.
¿Por qué se altera tanto la vida cotidiana?
Los síntomas cardinales de la FM son el dolor, la fatiga y el trastorno del sueño. Es un dolor contínuo y que afecta a todo el cuerpo, siendo la mañana uno de los peores momentos: ‘como si me hubiera atropellado un camión’. El dolor se agudiza con situaciones físicas, pero también emocionales. La fatiga va aumentando hasta hacerse prácticamente diaria y sin mejorar en ningún momento. El cuadro se asemeja al ‘síndrome de fatiga crónica’ (¿pueden ser la misma enfermedad en distintas fases?). El sueño ‘no reparador’ llega a imposibilitar la vida del enfermo.
Unido a estos, existen innumerables síntomas: hormigueos, cefalea, mareos, ruídos de oídos, molestias abdominales y urinarias, pérdida de memoria. En muchas ocasiones, se asocia con alteraciones psicológicas importantes: depresión, ansiedad, etc.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico es exclusivamente clínico. Se sospecha ante un cuadro de dolor musculoesquelético generalizado y el resto de síntomas descritos y se confirma por la presencia de al menos 11 de los 18 puntos que la OMS indica como necesarios para el diagnóstico.
Las exploraciones analíticas y técnicas de imagen, sirven para hacer el diagnóstico diferencial con otras enfermedades que incluso pueden acompañar a la fibromialgia, pero no existe ninguna prueba diagnóstica de esta enfermedad.
¿Tiene tratamiento?
Nos encontramos ante una enfermedad crónica y que por desgracia, hasta la fecha no dispone de tratamiento efectivo. Es fundamental explicar al paciente su proceso y que el paciente lo entienda.
El ejercicio y apoyo psicológico y del entorno, son fundamentales para la mejoría.
¿Quién me debe tratar?. Es una enfermedad para cuyo diagnóstico no se precisan técnicas sofisticadas y los fármacos utilizados no precisan ningún entrene especial.
Por ello, el médico de familia es la persona indicada para realizar el diagnóstico y seguimiento. Existen a mi entender, dos situaciones en que puede precisarse la intervención del reumatólogo: en las pocas ocasiones en que se precise confirmar el diagnóstico y cuando el médico de familia sospeche alguna patologíaa asociada.
¿Qué debo hacer?
Lo primero es ‘entende’ su enfermedad, pues sólo mejora quien comprende lo que tiene. Posteriormente, tener confianza en su médico, hacer los ejercicios indicados y seguir el tratamiento.