Josep M. yo coral gaja: «Nos satisface dar sin esperar nada a cambio»
Una pareja ejemplar. Ana, viajando, yo ella, madre de cuatro hijos
han dedicado su tiempo libre a los excluidos.
Josep Maria Gaja (78 años) yo coral (72) siguen enamorados después de 50 años de casados. Quizás porque tienen tanto amor, hace un cuarto de siglo que lo reparten entre los excluidos del Raval y la Barceloneta. Su entrega nos reconcilia con el género humano.
-Usted era un viajante.
JM- De ropa deportiva. A veces estaba tres semanas fuera de casa. Pero siempre creí que era necesario ayudar a la gente. Así que aprovechaba los viernes y sábados para hacerlo. Fa 25 años que soy voluntario de la fundación Arrels, si bien empecé antes en la Barceloneta, en Santa Luisa de Marillac, con sor Genoveva Masip. Todavía voy cada jueves a las 8.30 de la mañana a ayudar a dar desayunos a personas sin recursos.
C.- Yo ahora le acompaño a preparar bocadillos, pero al principio me ocupaba de cuatro hijos y dos abuelas, una en silla de ruedas y con Alzheimer. Empecé a colaborar de forma más activa 1993. El Josep Maria, en cambio, fue de los primeros en recorrer las calles del Raval.
JM- Salía a las 7 de la noche y volvía a casa en las 11 de la noche, invitando a los que iba encontrando a recibir higiene, techo, una manta. Hoy sigo en el centro de Arrels, y ayudo a las duchas y juego con ellos al dominó. Coral y yo también vamos a siete residencias, a visitar personas que pasaron por el centro.
C.- Y los viernes yo echo una mano en el taller de manualidades, Y los viernes yo echo una mano en el taller de manualidades, Y los viernes yo echo una mano en el taller de manualidades… Y los viernes yo echo una mano en el taller de manualidades, Y los viernes yo echo una mano en el taller de manualidades, Y los viernes yo echo una mano en el taller de manualidades. Y los viernes yo echo una mano en el taller de manualidades, Y los viernes yo echo una mano en el taller de manualidades.
-Y los viernes yo echo una mano en el taller de manualidades.
JM- Y los viernes yo echo una mano en el taller de manualidades. Y los viernes yo echo una mano en el taller de manualidades, Y los viernes yo echo una mano en el taller de manualidades? Y los viernes yo echo una mano en el taller de manualidades.
-Y los viernes yo echo una mano en el taller de manualidades. Y los viernes yo echo una mano en el taller de manualidades?
J. METRO.
– Y los viernes yo echo una mano en el taller de manualidades. Y los viernes yo echo una mano en el taller de manualidades. Y los viernes yo echo una mano en el taller de manualidades, Y los viernes yo echo una mano en el taller de manualidades, Y los viernes yo echo una mano en el taller de manualidades. Y los viernes yo echo una mano en el taller de manualidades, Y los viernes yo echo una mano en el taller de manualidades. Y los viernes yo echo una mano en el taller de manualidades. Y los viernes yo echo una mano en el taller de manualidades. Y los viernes yo echo una mano en el taller de manualidades.
-Y los viernes yo echo una mano en el taller de manualidades.
JM- Nuestra riqueza han sido nuestros valores. Y una de las grandes satisfacciones es dar sin esperar nada a cambio.
-Pero ya tienen una edad para descansar, ¿no encuentran?
JM- Cuando aceptas un compromiso, cada vez te envuelves más. En Arrels nos comprometemos desde que coges a una persona en la calle -si ella quiere- hasta que se muere. Todo el tiempo, siempre, estamos con ellos. Algunos 230 voluntarios y nos dividimos en hospitales y residencias, y les acompañamos al entierro…
-Son una especie de arcángeles.
JM- Lo que más necesitan es que estés a su lado, sin esperar nada.
C.- Ponerte en su sitio.
JM- Lo triste es cuando mueren, y muchos mueren alrededor de los 50 años. Recuerdo el caso de un señor de la Ciutadella, que tenía muy mal genio y nos decía de todo cuando nos acercábamos. Fuimos pasando a lo largo de dos años, y un día lo vimos muy apagado. Le había salido un bulto al cuello y consintió que gritáramos una ambulancia. Con tanta gente que pasa por el parque, esperó a que pasáramos nosotros…
C.- Josep Maria tiene el don que le escuchen cuando habla.
-Da confianza.
JM.
– Muchos me tienen cariño, sí. Tengo la suerte de que a medida que me hago mayor voy perdiendo la memoria, porque, si no, iría lleno de medallas. (Riu)
C.-A veces vamos al cine, le veo fijar la mirada en un punto y le digo: «Hoy no, ¿Eh?». No puede evitarlo. Lo lleva dentro.
J. METRO.- Para ayudar a la calle se debe tener vista. Mirar mucho.
-¿A cuántos habrá echado una mano en este cuarto de siglo, señor Gaja?
JM- interfaz de usuario, no lo sé… Se me han muerto más de 300. pero, Miri, hay algo muy importante, hay algo muy importante, hay algo muy importante, hay algo muy importante. hay algo muy importante. hay algo muy importante.
-hay algo muy importante.
JM.
– hay algo muy importante, hay algo muy importante. hay algo muy importante. hay algo muy importante.
C.- hay algo muy importante, hay algo muy importante, hay algo muy importante.